Con frecuencia se escucha que los niños aprenden más rápido que los adultos, que sus cerebros están más frescos y absorben información más fácilmente que los grandes, además dicen que es más crítico el pensamiento infantil.
Pero esto no es completamente cierto, es mejor decir que niños y adultos aprenden de forma distinta, obviamente ambos prestan atención y estudian de manera diferente y por este motivo, se deben tener enfoques distintos a la hora de enseñar a los diferentes grupos etarios.
Por eso te decimos a continuación cómo aprenden los adultos y los niños.
Una de las grandes diferencias que tienen los niños de los adultos es la forma en que se ven y se conocen a sí mismos. Los adultos tienen mucho más tiempo para desarrollar una identidad; en el fondo son autónomos e independientes mientras que los niños todavía están en formación y se pueden moldear fácilmente, y por eso tienen un pensamiento creativo.
De esta forma, los adultos tienen muchas posibilidades de tomar el control de su propia educación, y los profesores deben actuar como guías y crear un ambiente seguro para que ellos puedan aprender a la velocidad de la vida.
Los niños tienen mucha más capacidad de afrontar retos que los adultos: no tienen miedo de hacer cosas nuevas y a fracasar en el intento, porque para ellos es muy fácil. Simplemente deben pararse otra vez cuando han caído, por eso es fácil hacerlos experimentar cosas nuevas y aprender de esta forma.
En cambio, para los adultos es más difícil afrontar retos nuevos porque ya tienen una rutina establecida y no quieren interrumpirla, además con el tiempo se va desarrollando miedo al fracaso; por eso, si revive tu niño interior y tomas un riesgo, tienes muchas más posibilidades de aprender nuevas cosas más rápido.
Para que los niños puedan aprender mucho más rápido, una buena idea es mezclar el juego y la educación, pues ellos absorben información nueva de forma orgánica mientras realizan actividades y tienen un pensamiento creativo más marcado.
Para los adultos es más difícil absorber información nueva, porque con el paso de los años el cerebro tiende a ser más eficiente y si la información nueva no es considerada importante, se desecha. Por eso, es mejor que se apegue a conocimientos anteriores; el pensamiento adulto es más crítico que el infantil, pero también es capaz de aprender si se tiene interés.
En el día a día de los niños, la curiosidad siempre está presente: quieren aprender y conocer cosas nuevas para entender el mundo que los rodea, incluso si objetivamente ese conocimiento no es relevante en su vida. Los adultos muchas veces pierden esa inquietud cotidiana y se asientan en sus conocimientos; ya no hay ganas de aprender algo solo por hacerlo, porque hay otras responsabilidades.
Por eso, es bueno empezar a revivir la curiosidad y vivir un día de niños donde todo sea interesante y se aprendan cosas nuevas sin miedo.
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